Su historia
Para conocer de donde salió el tramo del horno, que luego
llego a convertirse en monumento, hay que recordar que en el año 1916, el señor
Alfonso Aust, poseedor de una fábrica de cal desde el año 1880, denominada “Calera del
Sur”, junto a su hermano Mauricio Aust, producían cal, piedras labradas para vereda, adoquines de granito, bloques
calcáreos, pedregullo para macadem, etc. En sus instalaciones poseían
administración, escuela, hotel y almacén, para la gente que allí trabajaba.
Alfonso Aust procuró, debido a la crisis generalizada desde principios de 1915
y a través de la Gerencia del Ferrocarril Sud, interesar a capitales
extranjeros y le vende sus tierras a un sindicato norteamericano, por
dos millones de pesos.
Alfonso Aust en su cantera, donde
luego se levantaría la fábrica
( Foto: Diario El Popular – 85º Aniversario
)
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El 25 de enero de 1919, hicieron una visita a la fábrica,
que se denominaba Compañía Argentina de Cemento Portland “San Martín”, los Ministros de Obras Publicas
de la Nación y de la Provincia, Dr. Torello e Ing. De Madrid, acompañados por
el embajador de los Estados Unidos Sr. Stimson, donde verificaron la inminente
fabricación del material que iba a salir del horno Nº 1 y ver levantar entre las
sierras, cinco enormes chimeneas, que iban a despedir el humo de la labor
diaria, señalando un progreso real para la zona.
Ese 11 de febrero de 1919, cuando salía por primera vez
una bolsa de cemento portland, envasada en bolsas de yute, la fabrica tenía una
capacidad para producir un millón de barricas por año, elaborando desde ese día
2.500 por día.
En esa época el presidente de la compañía era el
norteamericano Mr. W. Strucman, que presidio la inauguración de la fábrica
realizada los últimos días del mes de febrero y el Gerente General de la
planta, Sr. J. Mac Gregor, invitaba a toda la comunidad de Olavarría, para que concurran
a un momento histórico para Sierras Bayas.
El
30 de junio de 1919, en el Centro Nacional de Ingenieros, con el auspicio de la
Sociedad Química Argentina, pronunció una conferencia el Dr. Abel Sánchez Díaz, en la que presentó
en sociedad, el flamante cemento portland "San Martín" en la Capital
Federal, que se extendió al resto del país inmediatamente.
Postal de la fábrica donde se
observa el horno
(foto: Libro Imágenes de Olavarría de Adolfo Santa María)
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La comuna de Olavarría estaba presidida por Amparo B. Castro,
que a pedido del gobernador Dr. José Camilo Crotto, intervino para que la
fábrica, donara 3.000 bolsas de cemento al Ministerio de Obras Publicas,
destinadas a construcción de caños para el desagüe del camino La Plata – Bahía
Blanca. Ese obsequio es el primero que se registra, de los tantos que luego
llegarían, para mejorar la calidad de vida de los habitantes, destinados a
obras que la comunidad toda necesitaba.
En octubre de 1925, se inaugura el ramal ferroviario que
unía a Sierras Bayas con Hinojo y desde este por la línea Gral. Roca a Capital
Federal. Desde esa fecha fue un motor de impulso para comenzar a mandar la
producción de cemento por esa vía, aumentando considerablemente la producción
de la fábrica.
En diez años la ciudad de Buenos Aires, cambio su
filosofía edilicia y se observaban ya varios edificios de gran altura, que
algunos aun están en actividad, para desembarcar en la construcción de caminos,
y agilizar la producción del comercio interno. Las rutas construidas con
cemento portland de Sierras Bayas eran las encargadas de ofrecer las más
amplias seguridades, garantías y duración para el público y para el tráfico.
Foto del interior de la fabrica en
plena producción – año 1925
( Foto: Diario El Popular – Anuario
de sus 35 años de su historia )
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A principios de los años noventa, cuando se estaba
realizando el desmantelamiento de los hornos antiguos en la Compañía Argentina
de Cemento Portland de Sierras Bayas, ya adquirida por el Grupo Fortabat, el
señor Eduardo Ricciardi, dirigente rotario, advierte que estaban mandando a desguace varios elementos
y solicita el tramo del horno Nº 1, de donde salió la primera bolsa de
cemento en el país.
La salida de esta pieza con el piñón que le dio
movilidad, se realizó a nombre del Club Rotario de Sierras Bayas y del Centro Comercial
que funcionaba en ese momento en la comunidad. La idea era su recupero y
hacerlo visible en un espacio público a designar, dejando así un
testimonio cultural que referencie la actividad cementera que sirvió de empuje
al crecimiento del pueblo.
Parte del horno antes de comenzar a
hacer el monumento ( foto: www.sierrasbayas.com.ar )
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A mediados de la década del 2000, se comenzó junto al
artista plástico Daniel Fitte, la tarea en conjunto con el club Rotario local, de
darle forma al monumento que luego sería inaugurado años más tarde.
Esta tarea llevaría aproximadamente seis años concretarlo,
junto a Carlos Médici, quien fue el coordinador principal desde la institución,
y el diseño estuvo a cargo de Fitte, que fue quien le dio forma y vida a esta obra, usando los
materiales del primer horno de la planta, que empezó a producir cemento.
Con los socios del Rotary, se emprendió un trabajo
paciente y sostenido donde empresas, instituciones y particulares, apoyaron el
proyecto que finalmente se inauguró el 11 de febrero del 2010.
Colocando las
bases ( foto: Daniel Fitte )
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El diseño del monumento está basado en las bases
originales del horno, usando los mismos materiales que sostuvieron esta
maquinaria, el hormigón armado. De esta manera se intentó realizar una obra
donde los trabajadores del cemento se sientan identificados y representados a
través de este homenaje.
Esta ubicado en
el predio situado en el acceso a Villa Arrieta, sobre calle Alfonso
Aust y fue el primero en
Sudamérica en construirse a cargo de la Empresa norteamericana Lon Star, que
comenzó a erigir la planta en 1916.
En
1919 no había producción nacional de cemento y desde este horno, se produjo la
primera bolsa de este material en el país, dejando un testimonio artístico que
recuerde a todos aquellos que han trabajado en la fábrica de cemento. Es la
mejor manera de celebrar el esfuerzo y la vida de sus hacedores.
Colocando el antiguo
horno Nº 1 ( foto: Daniel Fitte )
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La
función fue cocinar la materia prima que era la piedra caliza molida,
denominada el crudo. El horno completo tenía aproximadamente doscientos metros
de longitud y tres metros de diámetro. Este monumento intenta ser una
aproximación a su diseño original.
La ciudad de Olavarría es considerada a nivel nacional, como la “Capital del
Cemento”, que en los años 70, se hicieron dos fiestas, ya que en nuestro
partido se levantaron las primeras fabricas más grandes de América Latina, con más de medio centenar de
establecimientos productores de cal, dolomita, arcilla, piedra granítica,
fábricas de cerámica y materiales refractarios, generando su principal fuente
económica junto con la fertilidad de la tierra, por
lo que son importantes la ganadería y la agricultura.
Foto panorámica,
en un día nevado de Sierras Bayas ( foto: internet )
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En el año 2002, se realizó un homenaje de aquel primer
despacho, confeccionándose una medalla y estos fueron algunos pioneros y responsables -desde 1919 hasta
1954- de la puesta en marcha y posterior funcionamiento de la principal
industria que tuvo la localidad.
Carlos Appelhans, José Barbero, José Belusky, Humberto
Alonso, Juan Bernarik, Valeriano Alvarez, Arturo Alonso, Cornelio Behotegui,
Nicolás Barberi, Pedro Bakaric, Arnoldo Bertini, Alejandro Appelhanz, Cayetano
Buscarini, Joaquín Blanco, Salvador Mondello, Pedro Montero, Felipe Morroni,
Pedro Kiris, Oscar Long, Antonio Klock, Ignacio Rikal, etc.
Medalla ( foto: www.sierrasbayas.com.ar )
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Agradezco la colaboración de Daniel Fitte, para recordar
la historia de esta obra y que a lo largo de estos cortos años, desde su
inauguración para la apreciación de todos, ha sufrido algunos daños.
Primero fue pintado con brea y luego con aerosol, pero ya
fue restaurado y aunque le quedan algunas señales de esas barbaries, habría que
darle una mano de color cemento, para que vuelva a lucir como el día de su emplazamiento,
donde estuvieron
representantes de la comunidad en su totalidad y fue una verdadera fiesta
popular.
También tenía dos reflectores en el piso resguardados con
jaulas de hierro y fueron destruidos cinco o seis veces, luego se tuvo que
iluminar con dos pilares altos para evitar estos deterioros constantes. Daniel
me comenta que es algo desgastante pero necesario, seguir y seguir restaurando
para conservar el patrimonio de la querida localidad de Sierras Bayas.
NOTAS EN LOS DIARIOS DE OLAVARRIA
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